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Ricardo hace el mejor regalo a una familia necesitada

Ricardo garantizó años de vida sana y años de alegría a sus donantes receptores y a sus familias.

Ricardo Walker era un joven que sabía lo que significa realmente la palabra familia.

Desde muy joven, dio prioridad a la familia. Creía que si un miembro de su familia flaqueaba, necesitaba ayuda, si había un hueco que él podía llenar, o una forma en que podía dar un paso adelante para la familia: lo haría. Siempre lo haría. La familia era el núcleo de la vida de Ricardo, y su familia era lo que él colocaba por encima de todo. Le dijo a su madre: "Somos todo lo que tenemos. La familia lo es todo".

No todos los adolescentes ven la vida con tanta claridad. Ricardo era diferente.

Ricardo era un joven de 23 años y el orgulloso padre de una niña llamada Dazisya. Era fuerte e inteligente. Era la mejor niñera gratuita que su familia podría haber pedido, lista con sonrisas y planes para divertirse. Era la persona que se encargaba de la parrilla en todas las barbacoas familiares, asegurándose de que todo el mundo comiera su hamburguesa y también se riera.

Luego, la llamada. La llamada que su madre, Pam Wright, no puede olvidar. La llamada que le dijo que Ricardo se había ido, asesinado, una vida prometedora truncada tan pronto. Demasiado pronto.

En su dolor desgarrador, Pam dijo al hospital: "Mi hijo es un donante registrado. ¿Puede ayudar a alguien?".

Y Ricardo lo hizo. Un joven que siempre daba un paso al frente, que siempre llenaba el vacío, que siempre satisfacía las necesidades, que decía "La familia lo es todo": ese joven hizo regalos a muchas otras familias que necesitaban ayuda desesperadamente para un ser querido.

Ricardo dejó atrás a su querida familia. Pero, para sus beneficiarios, Ricardo garantizó años de vida sana y años de alegría para sus familias. Dio un paso al frente, llenó el vacío, satisfizo la necesidad, en un último acto de compasión por familias que no eran la suya.