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Taylor Winkel, receptor de tejidos y LifeSource First Responder

En 2008, Taylor Winkel se rompió el ligamento cruzado anterior mientras jugaba al baloncesto, una lesión devastadora que afectó a su capacidad para practicar su deporte favorito. Durante sus consultas con varios cirujanos, le dieron tres opciones quirúrgicas diferentes. Esta fue la primera vez que realmente conoció la donación de tejidos.

Siendo sólo una estudiante de segundo año de secundaria, Taylor estaba emocionada por conseguir un puesto en el equipo universitario de baloncesto de su escuela, lo que describió como "una sensación bastante increíble." Taylor recuerda un intenso partido contra Park High School cuando, inesperadamente, se cayó en la cancha y se rompió el ligamento cruzado anterior (LCA) de la rodilla izquierda.

Poco después del partido, Taylor se reunió con muchos médicos y cirujanos para ver si había alguna posibilidad de curación. Mientras tanto, caminaba con muletas y mantenía la rodilla en hielo. Una de las partes más duras para Taylor fue ver a su equipo desde la barrera. En aquel momento, el baloncesto era su vida.  

Taylor también tenía ante sí una tarea monumental en apenas dos semanas: su examen para el carné de conducir. Después de consultar con sus cirujanos, médicos y el centro de licencias, le indicaron que reprogramara su examen para después de la recuperación, unos cuatro meses más tarde.

Recepción de tejido donado

De las tres opciones de curación que le explicó su cirujano de Twin Cities Orthopedics, Taylor optó por recibir tejido donado para sustituir su LCA roto. Su cirujano le explicó cómo el tejido donado podría permitirle curarse más rápido que las otras opciones y, potencialmente, volver a jugar con todas sus fuerzas.

Tres semanas después de su lesión, Taylor fue operada para recibir su preciado regalo: el tejido de un donante fallecido. Tras unos meses de recuperación, Taylor recuperó toda su movilidad mucho antes de lo que muchos esperaban. Sus cirujanos lo atribuyeron a la donación de tejido de donante fallecido, que suele cicatrizar mucho más fuerte y con mínimas cicatrices. De hecho, la hermana de Taylor sufrió una lesión idéntica, decidió seguir un camino diferente en su curación y sigue teniendo una gran cicatriz visible alrededor de la rodilla.

Tras recuperarse de su operación, Taylor volvió a las canchas de baloncesto -y en tiempo récord- al final de la temporada. Uno de los momentos más memorables para Taylor fue que siguió jugando dos años más y se ganó el puesto de capitana del equipo en su último año. La mayoría de las personas no son capaces de recuperarse por completo ni de competir al mismo nivel -de competición o de forma física- que antes.  

"Cuando me saqué el carné de conducir, apenas tres meses después de operarme, marqué la casilla para ser donante de órganos, tejidos y ojos. Pensé en mi donante de tejidos, pero realmente no entendía la donación. Bromeaba con mis amigos y compañeros de equipo diciendo que había recibido tejido donado por una estrella del baloncesto. Ahora entiendo que mi donante no era probablemente una estrella del baloncesto. Era un héroe normal y corriente, y vive a través de mí y de los demás". - Taylor Winkel, receptor de tejido 

Taylor y su equipo en la cancha de baloncesto
Taylor (nº 5) se une a su equipo en la cancha antes de un partido

Retribuir

Después de la escuela secundaria, Taylor obtuvo su licenciatura en Genética, y dos maestrías en Administración Pública y Gestión de Emergencias, y Trabajo Social a Nivel Macro. Estos amplios conocimientos podrían haberla llevado por muchos caminos, pero a principios de 2019 aceptó un puesto en LifeSource como Coordinadora de Apoyo Familiar. Este papel le da a Taylor la oportunidad de aprovechar su experiencia educativa, compartir su historia y ayudar a las familias durante un momento abrumador y traumático.