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Doble receptor de pulmón salta en paracaídas para homenajear a su donante

Nikki puede vivir la vida al máximo porque un héroe dijo sí a la donación.

"Me alegra tener una historia que contar".

Eso es lo primero que dice Nikki Malnar cuando habla de su viaje de trasplante.

En abril de 2013, Nikki compartió su historia con LifeSource mientras esperaba un doble trasplante de pulmón. En aquel momento, llevaba dos años en lista de espera tras toda una vida luchando contra la fibrosis quística.

La vida en lista de espera

Nikki nació con fibrosis quística (FQ), una enfermedad genética que afecta a todos los órganos que segregan mucosas. Su familia no lo supo hasta que se la diagnosticaron oficialmente, cuando tenía 5 años. En aquel momento, los médicos dijeron a sus padres que sólo viviría hasta los 8 años. Desde ese día, sus padres animaron a Nikki a aprovechar al máximo lo que la vida podía ofrecerle, y a no dejar que una enfermedad o una discapacidad la definieran.

Cuando era muy pequeña, gozaba de mejor salud y la animaban a ser activa. Esquiaba, daba volteretas, corría y empezó a practicar patinaje artístico por diversión. Acabó destacando en el patinaje; a los quince años empezó a entrenar en la Costa Este, todo ello mientras vivía con fibrosis quística y diabetes relacionada con la fibrosis quística. Volaba a casa para ver a su equipo médico -a veces con una rápida estancia en el hospital- y luego volvía a entrenar.

Acabó formando parte de los equipos nacional, internacional y mundial junior de patinaje artístico de Estados Unidos como bailarina sobre hielo. Esperaba formar parte del equipo olímpico, pero por desgracia sufrió un accidente de coche y se lesionó la espalda y la cadera. Aunque estaba desolada por el final de su carrera como patinadora, la fibrosis quística no fue la causa.

Como la fibrosis quística es una enfermedad progresiva, cada año era más y más difícil. Cuando Nikki cumplió treinta años, su salud empezó a empeorar. Respirar se convirtió en todo un reto. Llevaba oxígeno 24 horas al día, 7 días a la semana, y su capacidad pulmonar rondaba el 30%: hasta lavarse el pelo o subir más de dos escaleras seguidas le costaba trabajo.

Durante siete años, llevó oxígeno las 24 horas del día y pasó casi cuarenta horas a la semana conectada a máquinas para recibir tratamiento. Las conversaciones con su equipo médico empezaron a ser muy serias sobre el trasplante de pulmón. Por suerte, la consideraron una buena candidata y tomó la decisión de inscribirse en la lista de trasplantes de pulmón. Su única esperanza para volver a respirar libremente era recibir un trasplante pulmonar doble.

"Mi reto más difícil fue seguir vivo el tiempo suficiente para recibir mis nuevos pulmones. Hubo algunos días en los que me pregunté si sobreviviría". - Nikki

Lo que una vez fue sólo un sueño, por fin se hizo realidad. Tras más de dos años en lista de espera, Nikki recibió por fin la llamada que tanto esperaba. Tuvo la suerte de recibir un doble trasplante de pulmón que le salvó la vida en el Centro de Trasplantes de la Universidad de Minnesota en agosto de 2013.

Nikki Ahora: La vida después del trasplante

Desde que recibió el trasplante, puede subir escaleras y montañas, e incluso ha vuelto al hielo como entrenadora de patinaje artístico. Éstas son sólo algunas de las cosas que ha conseguido gracias al maravilloso regalo que recibió.

Nikki escribió varias veces a la familia de su donante. Dos años después de su trasplante, recibió una carta de la madre de su donante y una foto del agradable joven que marcó desinteresadamente la casilla de su carné de conducir para convertirse en su donante.

"Estoy eternamente agradecida por el don que he recibido. Miro la foto de mi donante y le honro cada día poniéndome la mano en el pecho y respirando hondo, porque puedo."

En agosto de 2018, Nikki celebró el 5º aniversario de su doble trasplante de pulmón por todo lo alto ¡haciendo paracaidismo! Saltar de un avión era algo que Nikki siempre había querido hacer, pero nunca pensó que sería capaz.

Nikki vive la vida al máximo y eso solo es posible porque un héroe dijo sí a la donación.

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