La historia de Andrew
Estos días, Andrew Erickson tiene mucho que cargar. No es una metáfora: tiene mucho que cargar entre Harriet, de tres años, y los nuevos gemelos Gus y Louie. Como padre, Andrew coge, sostiene, ayuda, consuela y carga con sus tres hijos innumerables veces cada día.
Andrew puede agradecer a otra persona su postura firme y sus fuertes piernas para sostener a sus dulces hijos. Recibió el regalo de un ligamento de un donante de tejidos en 2012.
Hace unos años, durante un partido de pelota escoba, Andrew tuvo un mal golpe. La rodilla se le fue para un lado, la escoba para otro, y Andrew acabó en el hospital. Su rodilla ya se había lesionado en otro accidente deportivo unos años antes, y este nuevo giro significaba que tendría que sustituir el ligamento roto.
Así que, en octubre de 2012, Andrew recibió un regalo muy especial de alguien a quien nunca conocería. Ese regalo, de una persona compasiva que decidió ser donante de tejidos, devolvería a Andrew la posibilidad de caminar, trabajar y estar activo. Tras la operación, Andrew cuidó bien de su nuevo ligamento y de su rodilla en proceso de curación, y decidió dar las gracias a su familia donante en una carta.
¿Por qué dar las gracias a la familia de un desconocido por el regalo que le habían hecho? Andrew sintió la necesidad de dar las gracias. Expresar su gratitud por lo que consideraba un regalo especial. Y de decirles que el legado de su ser querido le importaba a él, en particular, y que el regalo era importante para él y su familia.
Como enfermero diplomado de la UCI neuromédica, Andrew cuida de muchos pacientes. Como padre y marido, cuida de su familia. Como receptor, cuida de un regalo que recibió de alguien a quien nunca conocería. Cada vez que camina por el pasillo hacia un paciente o coloca a un bebé en una cuna, puede dar las gracias a su donante. Y lo hace.